Mientras el planeta entero atraviesa una de las pandemias más grandes de las últimas décadas, algo muy interesante está ocurriendo. Los pájaros parecen cantar más y la naturaleza empieza a crecer y tomar dominio en lugares y formas que no imaginábamos. Delfines en Italia y patos salvajes en roma no se veían hace mucho tiempo. Los lagos parecen más limpios y en muchas ciudades se puede ver sol como nunca antes. El ecosistema del océano también disfruta de este break, causado por un virus invisible pero poderoso que ha puesto de cabeza al mundo.
Y es que la presencia humana siempre ha sido sinónimo de desgaste para la naturaleza. La tecnología y la industria que beneficia nuestro existir, golpea con fuerza y deteriora cada día más el mundo natural.
Venecia antes y despúes de la cuarentena
Pero ¿Qué pasa cuando los autos se detienen y los vuelos se reducen o cuando el turismo desaparece por un tiempo y cientos de industrias cierran sus puertas? Para nosotros, un caos, para el medio ambiente, una alegría.
Un respiro para el ecosistema del océano
El ecosistema del océano ha sido uno de los grandes beneficiados con la pandemia causada por el COVID-19, pues los mares suelen ser el destino final de una gran parte de nuestra basura y las playas los atractivos turísticos por excelencia.
Veamos algunos de los beneficios producto de las restricciones y medidas establecidas por los gobiernos, que impactan positivamente el ecosistema del océano.
Reducción del turismo en áreas protegidas
El turismo representa una gran oportunidad para el desarrollo de un área protegida, pero al mismo tiempo constituye una amenaza para la conservación de la misma, especialmente cuando el control y la planificación es escasa. Un número excesivo de visitantes o actividades recreativas puede causar un impacto negativo y desgaste en el ecosistema.
El cierre temporal de cientos de Parques Nacionales y Reservas biológicas alrededores del mundo, para evitar la aglomeración de personas, ha permitido otorgar un respiro a estos lugares y permitirles por un breve tiempo recuperarse y disfrutar nuestra ausencia.
Reserva Biológica Isla del Caño, Costa Rica
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Tal es el caso de la Isla del Caño en Costa Rica. Una hermosa reserva biológica protegida por el gobierno y visitada por buzos de todo el mundo. Aunque las visitas a la isla son estrictamente reguladas en cuanto a actividades permitidas y número de personas, el hecho de permanecer cerrada al público durante el tiempo de la pandemia ha representado un descanso adicional para el mundo marino.
Menos contaminación en las playas y estuarios
Según datos de la ONU, 13 millones de toneladas de plástico son arrojadas cada año al mar, las cuales representan el 80% de todos los residuos. Una gran cantidad de estos residuos llega al mar a través de los ríos contaminando los estuarios, playas y arrecifes.
La reducción de la actividad comercial y el turismo en las playas, como producto de la pandemia causada por el COVID-19 está generando menos contaminación en las playas y estuarios.
Playa en Colombia sin Turismo
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En algunas playas de Colombia, por ejemplo, el agua luce limpia y cristalina y se nota una mayor cantidad de vida marina.
Disminución en la cantidad de tóxicos vertidos al mar
Otro aspecto que ha beneficiado enormemente al ecosistema del océano durante los últimos meses es la reducción de la cantidad de tóxicos que ingresan al mar. Esto se debe fundamentalmente a la disminución de la actividad industrial y la reducción de vertederos en los ríos.
La cantidad de embarcaciones también es menor, lo que contribuye a reducir la contaminación del agua por combustibles o aceites. Si bien esto es observado y castigado por la ley, muchas embarcaciones en el mundo no obedecen las regulaciones y no proveen el mantenimiento adecuado para evitar la contaminación.
Alegría temporal para el ecosistema del océano
Lastimosamente, sabemos que esta alegría es temporal para el ecosistema del océano. El COVID-19 pasará, al igual que han pasado otras enfermedades y pandemias en el pasado, pero la problemática de la contaminación del medio ambiente y cambio climático se queda.
Contaminación en China antes y después de la cuarentena. Foto Nasa.
Ojalá aprendamos esta lección y nos demos cuenta de que el medio ambiente si se puede recuperar. Pero requiere de un esfuerzo mayor. Esta vez la oportunidad la causó un virus, la siguiente tendría que ser por nuestra conciencia y voluntad.